En el mar, debajo del agua, aún sin utilizar bombona de oxígeno, tan sólo con las gafas de bucear con el tubo para respirar, te adentras en un mundo de colores y formas increíbles.
Un paseo por el arrecife coralino, por corto que sea, es una experiencia difícil de explicar.
Es bastante menos que lo que te muestran los documentales, porque para eso han elegido los mejores corales y las mejores tomas. Pero gana en riqueza por la percepción y la vivencia directas. De repente sólo escuchas tu respiración y una tremenda quietud.
La vida marina se mueve en otro ritmo. Los peces de aquí son nuestros peces de colores de pecera y te permiten que les observes sin mucho problema.
Las estrellas de mar son animales prodigiosos: su superficie punzante y su gran peso hacen destacar la rareza y la belleza de su forma.
El mar adquiere tonos turquesa.
Allí abajo, la arena es todavía más inmaculada y se halla entre formas y colores caprichosos que tendrán una función pero que parecen hechos así para ser admirados.
La naturaleza aquí, te interpela a cada instante.
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