domingo, 7 de junio de 2009

La oportunidad de madurar.

Hoy se han ido Marian y Vidal, la madre española adoptante y su hijo de 4 años. Al final, y como suele suceder por estas tierras cuando se habla de papeles, todo la cuestión administrativa relativa a la adopción se ha resuelto en el tiempo de descuento. Siguiendo con las despedidas, la semana pasada se fue Alberto, un compañero de la cooperación con el que compartí contados pero buenos momentos y que es una persona grande física y humanamente (y esto se ve al vuelo porque malgré tout, las personas somos bastante transparentes).
Deseo que a Marian y a Vidal les vaya bien juntos; quizá verlos este mes, aunque haya sido en contadas ocasiones, me haya hecho descubrir cuántos y qué variados retos deben superar. Vidal - lo escribí en otro post anterior - es un niño muy afectuoso. No me imagino con que estrategias puede un crío de esa edad asumir un cambio de vida tan importante pero espero que refuerce esa afectividad en el camino que le queda por recorrer y que sea portador y donante de cariño para su madre.
A las tres personas citadas les une, aparte del hecho banal de que hayan coincidido en este blog, la oportunidad bien aprovechada de haber aprendido y madurado durante su estancia aquí.

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