sábado, 16 de mayo de 2009

La poca distancia entre Europa y Honduras.



Decenas de minutos televisivos y radiofónicos y centenares de páginas de periódicos están tratando el tema de “la cuarta urna”. El gobierno pretende realizar un referéndum para que la población diga si está de acuerdo o no con que se reforme la Constitución de Honduras. Y en torno a esto, algunos analistas políticos y miembros de la oposición entienden que en el fondo lo que el Presidente actual Manuel Zelaya Rosales pretende es que la población se pronuncie si estaría de acuerdo con su reelección (en la actualidad no es posible que el presidente esté más de una legislatura).
En medio de todo este ruido político, el Fiscal General del Estado, anunció la interposición de un recurso de inconstitucionalidad y comentó que si se declaraba nula la consulta popular y el presidente no obedecía a los tribunales, le mandaría a la policía a arrestarle. Ante esto, el mandatario hondureño se preguntó: "¿Van meter a la cárcel al Presidente?”, e indicó que la policía no cooperará para parar un cambio que el pueblo desea.
Desde mi visión europea este espectáculo de trifulca entre poderes del Estado me parecía tan bananero como deplorable el diálogo entre Fiscal y Presidente. Pero Europa también tiene sus populismos y Umberto Eco recuerda en el libro que estoy leyendo estos días que Berlusconi (hasta donde sabemos, europeo de pro) antes de la promulgación de una serie de leyes hechas a su medida para evitar la cárcel y no a salvo aún de la justicia, para deslegitimar a los magistrados, decía que él, elegido por el pueblo, no permitiría que le juzgara una persona que sólo ocupaba el cargo por oposición…

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