El primer día en cualquier actividad es una jornada particular.
Hace años lo vivía con verdadera ansiedad.
El primer día de trabajo en el Restaurante Cabo Mayor, en Madrid, a los 18 años, fue un continuo ir y venir por la calle que daba acceso al establecimiento, consciente de que tenía que entrar alli, presentarme e iniciar esa etapa. Tuve que tragar saliba muchas veces y visto que ningún cataclismo nuclear acaecía para justificar mi ausencia, entré, me presenté y aquel día me hice un poco más mayor.
Como puse a la derecha de la barra de entradas, siento que estoy listo para lo que siempre quise y esto quiere decir, entre otras cosas, que los nervios han sido pocos, que la aproximación a los chavales ha sido natural, que ya no necesito que todo ocurra el primer día y que soy consciente, confuncianamente consciente, de que un viaje de mil millas comienza con un primer paso. Hoy hemos dado los primeros y siento además que estoy rodeado de buena gente.
Emociones fuertes buscadlas en otro post. ;-)
jueves, 18 de septiembre de 2008
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