jueves, 13 de noviembre de 2008

Día 64. The end.





He convivido con personas fantásticas, animadas por el deseo de superación y de no resignación a la realidad.

He atravesado un océano pero me ha parecido corto: probablemente porque en los viajes de vuelta se tiene el viento en las velas.

He subido a un tren y el equivalente en distancia entre Tegucigalpa y San Salvador lo he hecho en hora y media. La gente hablaba de diseño de páginas web en la cafetería de a bordo, de negocios, de una ensalada de tomate en verano con aceite de arbequina; de eso a la webarbequina hay un solo paso; estoy en España.
He recibido llamadas de alumnos, cortadas abruptamente por el coste de la conexión. Y mails. Y cuando, hablando con mis jefes del Ministerio de Trabajo, he debido citarlos y hablar de ellos, he sentido como me conmovía.
He visto a Ana y lo primero que he pensado ha sido: qué guapa! Qué raro y privilegiado bien abrazarla! La sensación envolvente de volver, de proteger y sentirse protegido por el mundo.
He formado parte del misterio del re-descubrimiento con Olimpia y Olivier, de la fase inicial torpe e incrédula, de la mirada atónita al principio y alegre poco después. Del regocijo sincero, neto, sin matices, del juego infinito con ellos.
He oído a mis padres decir: parece que estás más alto. Y es natural; es obvio que he crecido.
Y ahora estoy aquí, acompañado del jet-lag, sin poder dormir. No me importa. Se termina esta página de mi vida, esta parte de mi propia realidad que al compartirla con vosotros me ha devuelto una figura de mi mismo.
Ha sido un placer hacer el camino juntos y os agradezco sinceramente la atención, la sintonía y la curiosidad demostradas.


Este recorrido ya nunca desaparecerá, a pesar de que este, este, sea el punto final.

3 comentarios:

luisber dijo...

BIENVENIDO DE NUEVO.
YA NOS VEREMOS POR AQUÍ.

joanreus dijo...

bienvenido de nuevo a este país donde los autobuses interurbanos tienen aforo limitado y donde puedes escoger entre una docena de marcas para hacer un Irish coffee. por otra parte encontraré a faltar tu línea diaria, con esta visión especial del país que me ha hecho revivir algunas cosa y reconsiderar otras. gracias por dejarme compartir estos momentos.
by the way; has venido con sombrero?

David Marqueta dijo...

Qué emocionante. Siento la rabia de que una maravillosa novela termina y de que un amigo ha salido del libro para quedarse.

Abrazo enorme.